Tremendo jugador de vestuario, inteligente, talentoso, y poco o nada vanidoso, además de efectivo. Si la NBA enamora es por contar con jugadores rodeados con un halo digno de un cómic. Se contaba que, en tiempo de playoffs, la señora Horry no podía contar con su marido para satisfacerla, porque éste se sumergía en tres semanas de absoluta concentración, lo que incluía nada de sexo … de película.
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